lunes, 17 de mayo de 2010

Oubao Moin

Juan Antonio Corretjer

El río de Corozal, el de la leyenda dorada.
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
El río Manataubón tiene la leyenda dorada.
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
El río Cibuco escribe su nombre con letra dorada.
La corriente arrastra oro. La corriente está ensangrentada.
En donde hundió la arboleda su raíz en tierra dorada
allí las ramas chorrean sangre. La arboleda está ensangrentada.

Donde dobló la frente india, bien sea tierra, bien sea agua,
bajo el peso de la cadena, entre los hierros de la ergástula,
allí la tierra hiende a sangre corre el agua ensangrentada.
donde el negro quebró sus hombros, bien sea tierra o bien sea agua,

y su cuerpo marcó el carimbo y abrió el látigo su espalda,
allí la tierra hiende a sangre corre agua ensangrentada.
Donde el blanco pobre ha sufrido los horrores de la peonada,
bajo el machete del mayoral y la libreta de jornada
allí la tierra está maldita, corre el agua envenenada.

Gloria a esas manos taínas porque trabajaban.
Gloria a esas manos negras porque trabajaban.
Gloria a esas manos blancas porque trabajaban.
De entre esas manos indias, negras, blancas,
de entre esas manos nos salió la patria.
Gloria a las manos que la mina excavaran.
Gloria a las manos que el ganado cuidaran.
Gloria a las manos que el tabaco, que la caña, y el café sembraran.
Gloria a las manos que los caminos trabajaran.
Gloria a las manos que las ruedas giraran.
Gloria a todas las manos de todos los hombres y mujeres que trabajaran.
Y gloria a las manos, a todas las manos que hoy trabajan
porque ellas construyen y saldrá de ellas la nueva patria liberada!
¡La patria de todas las manos que trabajan!
Para ellas y para su patria, ¡alabanza!, ¡alabanza!

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